Conducir por autopista o autovía exige un equilibrio entre velocidad y consumo. ¿Es realmente necesario ir a 120 km/h, la velocidad máxima permitida?
Conducir a 110 km/h en lugar de a 130 km/h permite un ahorro significativo
Cuanto más rápido se conduce, mayor es la resistencia del aire. Este fenómeno, llamado resistencia aerodinámica, aumenta exponencialmente con la velocidad. En concreto, pasar de 110 km/h a 130 km/h puede aumentar el consumo de combustible entre un 20% y un 25%, según el modelo del vehículo.
Los motores están diseñados para ser más eficientes a ciertas velocidades, generalmente entre 90 y 110 km/h en los vehículos modernos. Al superar este umbral, el consumo de combustible aumenta debido al esfuerzo adicional del motor.
El compromiso ideal entre economía y tiempo de viaje
Conducir a 110 km/h en lugar de a 130 km/h permite un ahorro significativo. Estas son las ventajas concretas de este enfoque:
- Menos consumo de combustible: a 110 km/h, se puede reducir el consumo entre 1,5 y 2 litros de combustible cada 100 kilómetros.
- Menos paradas en la gasolinera: en un viaje largo, esto puede representar un ahorro de varias decenas de euros.
- Reducción del impacto en el tiempo de viaje: en una distancia de 500 kilómetros, conducir a 110 km/h en lugar de a 130 km/h añade unos 25 minutos al trayecto. Una pérdida razonable considerando el ahorro obtenido.
- Más tranquilidad al volante: conducir más despacio reduce el estrés y mejora la seguridad.
Consejos para optimizar el consumo de combustible
Mantener una velocidad razonable es un buen comienzo, pero otros factores afectan también al consumo de combustible. Aquí hay algunos consejos sencillos pero efectivos:
- Utilizar el control de crucero: se deben evitar variaciones de velocidad innecesarias que aumentan el consumo.
Adoptar un estilo de conducción suave: se debe acelerar gradualmente y anticipar las frenadas. - Mantener los neumáticos correctamente inflados: una presión demasiado baja aumenta la resistencia a la rodadura y, por tanto, el consumo.
- Aligerar el peso del vehículo: no tiene sentido conducir con el maletero lleno si no es necesario. Cada kilo extra consume más energía.
- Cerrar las ventanillas a altas velocidades: una mala aerodinámica puede provocar un consumo excesivo de combustible.
¿Qué pasaría si condujéramos aún más despacio?
Algunas personas podrían verse tentadas a conducir a 90 km/h en autopista para ahorrar aún más combustible. Si bien funciona, la ventaja es proporcionalmente menos atractiva.
La diferencia de consumo entre 90 y 110 km/h es mucho menor que entre 110 y 130 km/h. Además, a una velocidad demasiado baja, puede convertirse en un obstáculo para otros conductores, especialmente para vehículos pesados. Por no hablar del tiempo que se pierde, que ya sería excesivo.
En definitiva, conducir a 110 km/h parece ser la mejor opción. Esta velocidad permite una reducción significativa del consumo de combustible sin convertir el viaje en una travesía interminable.
Artículo extraído de:
El Motor