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Ehabitáculo de los automóviles, como el de cualquier otro vehículo con cabina cerrada, puede convertirse en un foco de infección importante del Covid-19. Los múltiples elementos que se encuentran en su interior (de tejido, plástico o metal) son propensos a la supervivencia del virus, que puede llegar hasta ellos por el contacto previo del conductor u otras personas con superficies exteriores, incluso del propio coche como llaves o tiradores de puertas.

Este sistema de desinfección se revela

como el más efectivo contra el Covid-19

para los habitáculos de los vehículos.

Es por este motivo por el que la desinfección de los vehículos se ha convertido en una de las preocupaciones prioritarias tanto para los usuarios como para las empresas implicadas en el sector de la automoción: desde los propios concesionarios a los tallares, pasando por las alquiladoras, los servicios de coche compartido, los destinados al transporte público y otros servicios profesionales.

Limpiar el habitáculo completo de un moderno automóvil moderno, repleto por lo general de componentes, dispositivos y recovecos, es factible pero se antoja como una tarea ardua si se realiza manualmente. En el caso de la utilización particular del vehículo puede resultar más abordable: no serán tantas las personas que accedan a su interior y la limpieza con desinfectantes domésticos puede ser suficiente si previamente también se han tomado las medidas de higiene oportunas.

Pero, ¿qué sucede con los coches compartidos por varias personas por una u otra razón? En este caso la cadena de contactos, y posibles contagios, pasa a ser mucho más difusa. Una circunstancia que exigirá desinfecciones más frecuentes y profundas en las que el ozono se está posicionando como la solución de mayor eficacia y funcionalidad.

A temperatura y presión ambientales, el ozono se presenta como un gas compuesto por tres átomos de oxígeno, generados por la disociación de los dos que componen este propio elemento: cada átomo de oxigeno liberado se une a otra molécula de oxigeno gaseoso y surge así el ozono.

Más allá de su composición química, el ozono está considerado como el gas con mayor poder bactericida que se puede encontrar, utilizado muy frecuentemente para la desinfección de instalaciones médicas tan críticas como los quirófanos. Destruye gérmenes, bacterias, hongos y virus, habiendo sido calificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el desinfectante más potente contra todo tipo de microorganismos, entre ellos virus ya conocidos como el SARS y otros pertenecientes al grupo 4 de los coronavirus.

Todo ello invita a pensar que se trata de la solución más efectiva entre las disponibles en la actualidad en la lucha contra el Covid-19, aunque por el momento no existen pruebas concluyentes al respecto a causa de la reciente expansión de la pandemia.

Artículo extraído de:
El Motor – El País

Foto por:
Orkun Azap