Ésta es esencial y tiene que adaptarse rápidamente a los cambios de escenario que se viven en la calzada. Un entorno en el que los retrovisores juegan un papel esencial para contarnos qué pasa allí donde nuestros ojos no llegan. Por lo tanto es fundamental saber cómo colocar los espejos retrovisores de forma correcta.
Cuando conducimos nuestro coche, el 90% de la información que necesitamos la recibimos a través de la vista.
Antes de meternos de lleno en la práctica, es necesario repasar la teoría. Por norma, nuestro vehículo tiene que llevar dos retrovisores: el central (si éste tiene la visión obstaculizada el derecho pasa a ser obligatorio) y el izquierdo. Eso sí, la Dirección General de Tráfico (DGT) nos recomienda contar con los tres para cubrir el mayor espacio posible de visión trasera.
Cómo colocar los retrovisores correctamente
Para poder usarlos de manera adecuada evitando, así, accidentes y situaciones comprometidas con los demás usuarios de la vía hay que ajustarlos correctamente. Y para ello el primer paso es colocar el asiento del conductor de forma que nuestra espalda esté completamente apoyada en el respaldo y la pierna izquierda quede ligeramente estirada cuando pisamos el embrague sin tener que inclinarnos hacia delante. Con la postura correcta es hora de colocar los espejos retrovisores.
Espejo interior central
Tiene que estar centrado con la luna trasera y para observar la carretera a través de él debe basta con mover los ojos, no debe implicar ningún movimiento con la cabeza. Recuerda que es importante no obstaculizar su visión con objetos que vayan en la parte trasera, en la bandeja o con un exceso de viajeros.
Espejo exterior izquierdo
Debe estar orientado hacia el lateral del coche y empujarlo hasta que dejemos de ver la carrocería sin que sea necesario girar la cabeza. Así, cuando un coche nos adelante empezaremos viéndolo por el interior y después aparecerá en este retrovisor.
Espejo retrovisor derecho
Su ajuste es igual que en el izquierdo ya que a través de él debemos ver el límite de la carrocería para reducir las zonas sin visibilidad.
Ángulos muertos
Colocar los espejos retrovisores correctamente es vital para que, prácticamente, desaparezcan los ángulos muertos. Éstos son los espacios en los que no podemos ver qué está ocurriendo porque no llegamos a completar la visión que nos ofrecen los retrovisores con nuestra vista periférica lateral. Por ello, reducirlos nos ayudará a disminuir el riesgo de sufrir un accidente.
Recordar que todos los ajustes de los espejos retrovisores deben hacerse antes de arrancar ya que colocarlos en marcha supone una distracción para la conducción, está prohibido y las autoridades nos pueden multar por ello.
Artículo extraído de:
AutoBild
Foto por:
Devon Janse