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Si has aparcado en plena calle, subir al coche, arrancar y empezar a circular es, la mayoría de las veces, una tarea casi imposible durante estos días de verano. Por mucha prisa que tengas, si fuera hay más de 40 grados no te quedará otra que tener paciencia y esperar a que el habitáculo pierda temperatura antes de ponerte en marcha.

En verano, la temperatura que alcanza tu vehículo aparcado al sol puede ser hasta 20 grados superior a la que se registra en la calle

Sin embargo, hay algunos trucos que pueden acortar el tiempo de espera. Estas son algunas recomendaciones prácticas y efectivas:

Estaciona en el interior

Proteger el coche de los rayos solares es indispensable para que la temperatura del habitáculo no resulte tan elevada. Independientemente del calor que haga en el exterior, si aparcas en un estacionamiento cubierto, mejor si es subterráneo, podrás conducir sin esperas.

Mejor a la sombra

La diferencia de temperatura en el interior de un coche aparcado al sol y o la sombra puede ser de hasta 30 grados en un caluroso día de verano. Así que, aunque tengas que dedicar algo más de tiempo (o de dinero) a estacionar tu vehículo, elige una zona fuera del alcance de los rayos solares.

Calcular la trayectoria solar

De nada sirve aparcar a la sombra si cuando vayas a volver a coger el coche ha cambiado la posición del sol y está dando de lleno sobre la carrocería; con solo calcular dónde estará la sombra al cabo de unas horas evitarás este problema.

Abrir las ventanas

Deja una pequeña rendija abierta en cada ventana: lograrás que el calor no se acumule tanto en el habitáculo y la temperatura interior sea algo más parecida a la del exterior.

Colocar un parasol

Es una solución económica y relativamente efectiva ya que, aunque el coche seguirá estando caliente, la sensación de sofoco en el interior será menor. Los parasoles de aluminio rebotan los rayos solares y combaten hasta el 99,5% de los rayos UVA. Antes de comprar uno, tómate tu tiempo y calcula el tamaño de tu parabrisas. Escoge uno que lo cubra completamente y ajústalo correctamente.

Protege todas las ventanillas

Tapar la entrada del sol por todas las superficies acristaladas del coche es también importante para bajar unos grados la temperatura. Coloca cortinillas textiles en la luna trasera y en las ventanillas laterales.

Láminas solares

Tintar las lunas del coche reduce bastante la temperatura del habitáculo, al tiempo que ayuda a optimizar la funcionalidad del aire acondicionado. Además, protege a los ocupantes de los rayos UV. Puedes colocar tú mismo las láminas o acudir a un taller especializado, pero, en cualquier caso, valóralo bien porque es una solución permanente y retirarlas requerirá algo de esfuerzo (o dinero).

Ventila el coche

Antes de subirte, abre todas las puertas del coche para que el habitáculo pierda calor. Además, hay dos trucos para que la temperatura interior descienda más rápido: utilizar las puertas a modo de abanico –abriéndolas y cerrándolas con rapidez– y bajar una ventanilla y abrir y cerrar la puerta del lado contrario repetidamente.

Activar el aire acondicionado antes de subirnos al coche

Poner el aire acondicionado e, inmediatamente, empezar a circular no es una buena idea. Tómate un tiempo para que el sistema pueda funcionar correctamente y, de esta forma, sea eficaz.

Colocar un trapo húmedo

Es una solución de andar por casa que puedes emplear si el coche tiene unos cuantos años y su sistema de refrigeración no funciona demasiado bien: colocar un trapo húmero en la rendija central del salpicadero al tiempo que conectas el aire acondicionado.

Artículo extraído de:
El Motor